MARKET DOC

EL BLOG DEL DOCTOR MERCADO: Reflexiones atrevidas e iconoclastas sobre Marketing, Comunicación e Innovación empresarial. Un nuevo punto de vista transgresor y heterodoxo sobre cómo el consumo mueve el mundo.

22 noviembre 2006

Racionalización de los horarios de trabajo ¿Hasta cuándo seguiremos llevando la contraria al resto del mundo?

AUTOR: MARKET DOC

Acabo de regresar de un viaje de trabajo de dos semanas por Europa y he de confesar que ha sido tan intenso que me ha impedido escribir este blog durante algún tiempo. Me perdonarán mis lectores: desventajas de no ser un blogger profesional.

Aparte de los asuntos propios de la actividad que desarrollo, he venido meditando sobre un asunto que tiene bastante impacto en nuestras vidas y en la de nuestras familias: el horario de trabajo en España.

Charlando estos días con mis colegas europeos, constaté que el conocimiento que tienen, en general, acerca de nuestro país se ha incrementado sustancialmente de unos años a esta parte. Es probable que los motivos de tan buena noticia residan en la mayor apertura hacia el exterior que nuestro país ha experimentado en los últimos tiempos, en la creciente expansión internacional de las empresas españolas y, en definitiva, que los españoles cada vez viajamos más por razones personales o profesionales.

De esta forma, mis colegas europeos me sorprendieron, no sólo por su conocimiento de las maravillas culturales, turísticas o gastronómicas de nuestra patria, sino también por el dominio de detalles tan concretos como el de la organización de los horarios de trabajo. En este sentido, creo que lo mejor para describir su opinión al respecto puede ser el citar la lista de adjetivos más utilizados (mis disculpas por lo que pueda perderse en la traducción): absurdo, aberrante, insufrible, agotador, destructivo, tercermundista, esclavizante, irracional...

La jornada habitual de un centroeuropeo comienza a las 8:00. Dispone de media hora para almorzar a eso de las 12:00 y rara vez sale más tarde de las 17:00. De hecho, en la mayoría de los países está mal visto que los trabajadores prolonguen sus horarios injustificadamente: se considera señal de ineficacia o de que algo no marcha bien en su vida. Este horario les permite disfrutar de un tiempo aceptable para dedicar a su descanso, a sus aficiones y, fundamentalmente, a sus familias.

Compárese esto ahora con el horario habitual de un trabajador español: la jornada comienza rara vez antes de las 9:00 ó 9:30 (súmese a esto la tendencia a llegar con retraso que tenemos los españoles, y que tiene su explicación lógica en lo que veremos más adelante). ¿Pausas para tomar un café con los compañeros o fumarse un cigarro? Por lo menos una o dos a lo largo de la mañana (alguna de las cuales se prolonga más de media hora). El horario se interrumpe a las 14:00 y casi se podría considerar como el fin de una jornada y el comienzo de otra, pues, rara vez se retoma antes de las 16:00. De esta forma, raro el que puede marcharse a casa antes de las 19:00. Además, en muchas empresas de este país (doy fe de ello), al contrario de lo que pasa en el resto de los países civilizados, está mal visto aquel que recoge antes de las 20:00 ó 20:30. Súmese a esto el tiempo de transporte (con el atasco habitual de las grandes ciudades) y explíquese ahora cómo un padre o una madre de familia es capaz de llegar a casa con tiempo suficiente para poder dedicarlo a jugar con sus hijos pequeños o a ayudarles a hacer los deberes del colegio. Muchos padres que conozco apenas pueden ver a sus hijos los fines de semana. Además, la necesidad de atender otras cuestiones hace que cada vez se retrase más la hora de acostarse, lo que genera cansancio y, como es lógico, retrasos en la incorporación al trabajo al día siguiente. En definitiva, un círculo vicioso que pone patas arriba la vida de todos.

Las implicaciones de esta nefasta organización, como me aseguran varios psicólogos y psiquiatras con los que he podido charlar estos días, son tan variadas como graves: mayor insatisfacción laboral, falta de motivación en el trabajo, desequilibrios emocionales, quiebra familiar, fracaso escolar, discriminación por género (madres trabajadoras que no progresan), falta de atención a las relaciones de pareja, estrés, ansiedad, depresiones y un largo etcétera (al respecto, recomiendo un excelente artículo de Inmaculada Rodríguez-Piñero).

Resulta evidente que todo esto debe de tener algún impacto en la economía: ¿Alguien se ha preguntado por las razones verdaderas de las altas tasas de fracaso escolar en nuestro país, en comparación con el resto de Europa? Quizá que los padres pudieran dedicar un poco de atención a algo tan fundamental como la educación de sus hijos cambiaría muchas cosas ¿Qué decir sobre la integración laboral de la mujer? Aquí resulta más cómodo establecer cupos femeninos en los consejos de administración e implantar absurdas políticas de discriminación positiva que atajar las causas verdaderas que explican por qué las mujeres no progresan en las empresas. Tocando otro palo ¿quieren saber cuántos de mis colegas centroeuropeos estarían dispuestos a asumir nuestros horarios y, por tanto, a trabajar en España? Mejor no quieran saberlo.

Ahora que está tan de moda el asunto de responsabilidad social de las empresas, he consultado las memorias del ejercicio 2005 de tres de las compañías de mayor capitalización del IBEX-35: Telefónica, BBVA y Santander. Los resultados son escalofriantes: aunque todas ponen preciosas fotografías de padres e hijos en sus portadas (incluyo imágenes) e incluyen el concepto de “flexibilidad laboral” ninguna de ellas dedica una sola línea a profundizar en este asunto. Será que no es importante.

La consecución del progreso verdadero supone cambiar los esquemas que impiden avanzar: ¿Hasta cuándo vamos a permitirnos estar a la cola del mundo?

3 Comments:

At 3:35 a. m., Anonymous Anónimo said...

Un libro que puede estar interesante sobre el tema (no lo he leído): La pirámide hueca (www.lapiramidehueca.com)

En mi actual búsqueda de empleo ya me he encontrado varias empresas en las que me han hablado de sus horarios razonables y flexibles (institutos de investigación en los que no se sale más tarde de las 18h,...hasta una consultora estratégica en la que juran y perjuran que si habitualmente te vas más tarde de las 20h te dan un toque,...a lo mejor es para que te lleves el trabajo a casa y ellos puedan reducir costes de luz, agua, calefacción, etc en las oficinas,...jajajajaja). En cualquier caso, me parece un muy buen síntoma (parece que en algunos sitios empiezan a entender uno de los principales motivos por los qué la gente se cambia de empresa), aunque mucho me temo que todavía nos quedan por delante unos cuantos años de lucha contra estos hábitos (vamos, que lo del sufragio femenino fue un juego de niños al lado de esto,...;-))

P.D: Por cierto, el tema de los horarios siempre lo han sacado los entrevistadores, por supuesto. Un "buen candidato" jamás hace ningún tipo de alusión ni referencia a este aspecto, porque podría ser sospechoso de falta de interés, vaguería, actitud "funcionarial"....
Señores! Desconfíen de las personas que trabajan sistemáticamente más de 8 horas diarias,...a partir de la décima - duodécima hora la calidad del trabajo decae a ritmos de vértigo y a altas horas de la madrugada el porcentaje de cagadas y errores absurdos es alarmante(mira, podría ser interesante calcular el ratio),...y quien diga lo contrario, MIENTE!

Además, (y con esto ya termino, que me estoy extendiendo mucho, pero es que soy HIPERSENSIBLE a este tema), ¿para qué ganamos el dinero?,...para vivir,...¿y para qué queremos ese dinero si no podemos vivir porque dedicamos el 100% de nuestro tiempo y energías a trabajar para ganarlo?.

Recientemente me he comprado el último libro de Jared Diamond, "Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen",...ya os contaré si dice algo de los horarios de trabajo de los mayas o de los nativos de la Isla de Pascua (avanzadas sociedades en su momento que desaparecieron,...).

 
At 6:52 p. m., Anonymous Anónimo said...

Buen comentario, Chamorro. Tienes toda la razón. Si no, que le pregunten a la presidenta de IBM, Amparo Moraleda, que asegura que apaga en ordenador a las 19:30, se va a su casa a bañar y acostar a sus hijas y luego... ¡SIGUE LEYENDO INFORMES!
Lo dice el blog salmón (http://www.elblogsalmon.com/2006/11/13-odio-a-amparo)

 
At 5:56 p. m., Anonymous Anónimo said...

Querido Rubén:

Todos sabemos que toda regla cuenta con su excepción, la cual sirve (entre otras cosas) para confirmar aquella,...me alegro por Amparo, pero su realidad no es, al menos, la mía,...;-))

En cualquier caso, desconfío profundamente de las vidas "idílicas". Todo en esta vida tiene un precio y yo me pregunto cuál será el que está pagando ella por estar donde está (porque dicho precio existe, no lo dudes).

 

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